Una cosa es participar en el mercado de coproducción de Señal Colombia y otra muy diferente es hacer producciones por encargo, un modelo en el que hacemos invitaciones abiertas y de selección pública para la creación de un producto audiovisual. Según los expertos, en este modelo también enfrentan retos muy grandes para llegar al éxito.
De acuerdo con la productora delegada de proyectos de programación, Carolina Osma, son muchas variables las que deben tenerse en cuenta para enfrentar con la debida eficacia los retos que presentan las producciones por encargo, como el tiempo que hay disponible para la realización, el licenciamiento de material de archivo, hacer eficientes los gastos acordes al presupuesto, tener en cuenta si se trata de un proyecto de ficción, no ficción, entre muchos otros aspectos.
En el caso de las producciones por encargo, según Osma, hay dos formas de trabajo: la primera, en la que el Señal Colombia ya tiene previsto un tema para desarrollar, con la debida visión del canal sobre cómo se podría abordar la temática y los posibles subtemas para que los invitados diseñen, por ejemplo, una serie con un número determinado de capítulos, con un valor presupuestal tope y en donde quien se va a encargar de la producción desarrolle a partir de ahí.
La segunda es en casos de proyectos previamente diseñados por el canal, con enfoques ya definidos, más formateado, para que propongan solamente una línea visual, el equipo humano y diseño de producción acorde a la propuesta que tiene el canal, bajo un tope presupuestal y de tiempo.
En este caso la comunicación entre quienes participan en el mercado de coproducción y quienes resultan delegados para realizar una producción es diferente, pues como explicó Osma, los productores delegados ejercen mucho más control, pues la totalidad del capital para la producción sale directamente del canal y porque previamente se ha desarrollado un formato para realizar.
Esto implica que el canal mantiene desde el control editorial, narrativo y de producción del encargo hasta de los derechos patrimoniales del proyecto.
En la actualidad hay cinco tipos de convocatorias para la línea de producciones encargadas: temática, étnica, nuevos creadores, tema libre y regional; aunque sin importar el tipo, como ya se dijo previamente, la comunicación del canal es mucho más unidireccional hacia quienes producen por tratarse de quienes aportan los recursos para el proyecto.
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Las producciones por encargo más retadoras
“No hay una relación directamente proporcional al recurso en cuanto a la dificultad o los retos de cada producción, en cada una hay elementos que pueden hacer más o menos retador su desarrollo. En especial porque la línea del canal es desarrollar producciones desafiantes, alineado con su frase de batalla en estos días: todo lo que podemos ser. Los retos pueden ser no solo en la realización, sino en los discursos y a partir de allí se esbozan más y más retos”, explicó Osma.
La productora recordó por ejemplo Héroes al rescate animal, cuya realización tuvo que enfrentar retos complejos, como hacer el seguimiento a tareas de biólogos directamente vinculadas a una especie animal.
En dos capítulos, en el del jaguar y el delfín rosado, la producción tuvo dificultades para encontrar los animales y grabarlos. En ese caso tuvieron que hacer frente a la dificultad montando el discurso del capítulo –narrativo y audiovisual– para dejar el mensaje que se quería dar con la dificultad de no tener a los animales en cámara.
“Ese tipo de producciones, que involucran grabaciones en las que por algún motivo no se pueda grabar lo que se necesita, presentan bastantes retos. Normalmente, proyectos de no ficción son más complicados, porque no se puede ejercer tanto control de itinerario de las grabaciones y si la cámara no está en donde tenía que estar cuando algo sucede, pues se pierde la oportunidad de grabar”, agregó Osma.
El tipo de personajes que hacen parte de los proyectos también es un punto importante que pondera qué tan retadora será la serie a desarrollar.
Para Osma, los proyectos con los niños a veces presentan varios retos adicionales, pues dependiendo de la participación de los niños en el programa, los tiempos presupuestados para el desarrollo pueden variar y alterar todo el plan, o se pueden presentar dificultades relacionadas con la dependencia del avance del proyecto con su participación.
Como ejemplo podemos citar Las crónicas elefantiles, en las que el diseño de producción tenía que tener en cuenta los relatos que hacían los niños sobre lo que quieren contar, lo que implicaba trabajar con la voz del niño, cómo cuenta y demás, lo que presenta dificultades que en la pantalla no se ven reflejados pero que a la hora de producir el contenido pueden alterar los planes y obligar a reacciones rápidas de último minuto.
Un caso similar se presentó, de acuerdo con Sandra Molano, productora delegada de Llinás: el cerebro y el universo, con dicha producción sobre el científico.
“Como se trata de alguien tan importante, que da clases en academias estadounidenses y es una eminencia en su campo, teníamos que ser muy cuidadosos con la disponibilidad del doctor Llinás para poder diseñar la producción, que implicaba no solo ajustarse a sus tiempos, sino también desplazarse fuera del país, desplazar personal hacia donde él estuviera, así como traer personal fuera del país a Colombia y traerlo a él. Solamente su importancia proponía todo tipo de retos de producción que la hicieron tan difícil de desarrollar como maravillosa como producto”, afirmó Molano.
De acuerdo con Osma, otro tipo de producción que a veces parece sencilla pero que puede resultar afrontando más retos de los esperados son aquellas que utilizan mucho material de archivo, pues “a veces se subestima la consecución del licenciamiento y lo que implica introducir imágenes de archivo en una pieza audiovisual: no porque las imágenes sean de archivo va a costar menos el material o es más fácil realizarlo. Hay imágenes de archivo supremamente costosas dependiendo de lo que se quiera introducir en un proyecto”.
De la misma forma ocurre con la animación: algunos productores pueden subestimar la complejidad de hacer un producto animado porque no requiere, por ejemplo, el despliegue de personal para salir a hacer una grabación, así que muchas veces se piensa que los flujos de trabajo en animación son más sencillos cuando la verdad es que son diferentes, haciendo necesario pensar los tiempos de producción con mayor precisión.
“El tema de la animación también implica muchas capas de trabajo y a veces por desconocimiento la gente subestima tanto los tiempos como los costos de la animación pensando que son formatos sencillos de desarrollar, y empiezan a aparecer factores como la técnica, el volumen de la gente que va a trabajar en el proyecto, entre otros”.
Putas o peluqueras, otra de las más recientes producciones por encargo, es otro punto de partida para dar cuenta del tipo de dificultades que se enfrenta en el desarrollo de un proyecto de acuerdo al tipo de personajes o temáticas.
En este caso, como ya se han desarrollado bastantes producciones sobre la comunidad LGBTI, el reto consistió en diferenciarlo de los demás que ya se han hecho.
En todos los casos, un reto ineludible está relacionado con el tiempo de desarrollo. Osma explicó que en el caso del documental unitario Hacerse grande, que está cerca de terminar su proceso, algo que tuvo que tenerse muy presente es el tiempo que tomó depurar casi 20 años de material para poder contar la historia.
“Precisamente, el tipo de personaje y la dificultad para diseñar la producción así como los grandes gastos que implicó hacer el seguimiento a Llinás, resultó en dos problemas que tuvimos que superar: ajustar los tiempos de grabación, producción, entrevistas alternas y otros como la animación a la ajustada agenda del científico y, además, que esta complejidad superó el presupuesto que teníamos calculado. Al final, para poder concluirlo, tuvimos que recurrir a nuestro aliado natural en este tipo de producciones, Colciencias, para completar la suma que faltaba para finalizar el producto”, aseguró Molano.
Ahora bien, para Osma es claro que los documentales unitarios y las series documentales en general presentan más complejidades y retos.
“Los contenidos que más desafíos presentan son los que no se pueden controlar por la volatilidad con la que las cosas suceden en campo, los imprevistos y otros aspectos como los viajes, el desplazamiento del personal, que los dificultan más. En la ficción también hay complicaciones siempre, desde luego, pero la producción se puede controlar, y como en todos los casos se lucha contra el tiempo, nunca es suficiente para que cada uno de los miembros del equipo puedan hacer su trabajo a comodidad, pero siempre hay planes de rodaje mucho más ajustados por cumplir a diario para llegar a la meta”, concluyó Osma.